martes, 1 de mayo de 2012

SOUTH POP ISLA CRISTINA, ÚLTIMO CHAPUZÓN ESTIVAL

Un año más, y ya van cuatro, el Santa Teresa South Pop Festival vuelve a ofertar además de un cartel selecto con artistas consagrados y valores emergentes, una cuidada organización que permite a los visitantes pegarse dos días de música y relax para todos los bolsillos. Doce conciertos no solapados, un recinto acogedor y actividades de ocio durante el día en un entorno de sol y playa privilegiado.


Para empezar, Odio París tuvieron la ardua y tediosa tarea de abrir el telón, con una valerosa selección de temas oscuros, a veces borrosos, de su homónimo disco debut. Guitarras demasiado atmosféricas evocando sin acierto, tiempos pasados con My Bloody Valentine como estandarte. Montevideo tuvieron al público local de cara y es que jugar en casa siempre ayuda. Por lo demás, pop simplón y muy colorido de fácil digestión, en búsqueda, sin éxito, de la perfecta canción pop. Mièle se erigieron en una de las revelaciones de este año. Exquisita conjunción del pop vintage y la chanson francaise la de los francófonos, con una refinada amalgama de estilos e instrumentos variopintos que contagiaron al público de principio a fin.

Pony Bravo definitivamente podrían haber puesto música a cualquier film del spaguetti western o tal vez en las venideras de Clint Eastwood. Impecables e intachables como siempre, aunque con un pequeño hándicap: Pony Bravo y Fiera en la misma noche, mejor dos platos que uno y así todos llenos y contentos. Dominique A a priori empalagó por sorpresa a propios y extraños con un set algo homogéneo casi carente de arreglos y bases sampleadas. Sin embargo, no todo fueron cosas malas; muy buenas las adaptaciones de algunos de sus temas más emblemáticos como es el caso de “Pour la peau” ó “Je T’ai toujours aimé” que complacieron a un público inquieto y exigente. En cualquier caso, el compositor tuvo el privilegio de resarcirse al día siguiente con la inestimable compañía de su nueva musa, Laetitia Velma. Catpeople cerraron la primera jornada como mejor saben: enardeciendo el ambiente a base de sus nuevos hits luminosos con sabor caribeño. Sin duda fue el final de noche perfecto con un Adrián Pérez más entregado de lo habitual que no hace sino constatar el por qué es uno de los mejores frontman del país.

Linda Mirada fue la encargada de abrir la 2ª y última jornada de conciertos. El público fue el peor aliado de Ana, aún sumergido en la piscina o en la playa. Canciones de bella factura pero algo melosas que fueron quitando ritmo al viejo italo disco que tanto le caracteriza. LCMDF, abreviatura de Le Corps Mince de Francoise, fueron la gran sorpresa de la noche, firmando uno de los conciertos más ovacionados. Contagiosas y vigorosas estas hermanas finlandesas con un electro pop a medio camino entre Chicks On Speed y Beck. Micah P. Hinson cada vez que sube a un escenario no deja de sorprendernos, aunque sea con el brazo en cabestrillo y reinventándose una vez más, para convertirse por momentos en el mismísimo Frank Black e interpretar de cabo a rabo el “Trompe Le Monde” de los Pixies. Los zaragozanos Tachenko, como banda de acompañamiento, imprimieron con firmeza ese ritmo cáustico que, junto a la voz exagerante de Micah, tanto singularizó a Pixies.

Exsonvaldes cumplieron con creces el preceder la actuación del huracán Micah P. Hinson. Claras reminiscencias de Phoenix y Radiohead con unas bases y ritmos muy bien ejecutados y con el aplauso general del público. Saint Etienne pusieron el broche final con un concierto memorable cargado de hits insignes de toda una generación de aficionados que durante 20 años continúa idolatrando ese pop bailable y elegante del trío londinense. El momento en que sonaron los primeros acordes del “Nothing Can Stop Us” el auditorio se vino arriba y no paró de vitorear y palmear uno de los grandes hits de la música disco europea. Sin duda, la organización nos regaló el que seguramente sea el concierto más fulgurante en estos 4 años de vida del South Pop en Isla Cristina y que a buen seguro marcará el devenir de un festival in crescendo que no para de sorprendernos.



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